Para invertir de manera inteligente no basta contar con la suerte o la intuición; también debes poseer una expectativa razonable de rentabilidad.
Una de las grandes diferencias entre ahorrar e invertir es que al invertir estás comprometiendo parte de tus ahorros con la esperanza (que no es certeza) de ganar algo más de dinero, lo cual está muy bien, pero cada vez que inviertes estarás aceptando un riesgo, algo que no ocurre con el ahorro.
Al invertir arriesgas parte de tu dinero para obtener más dinero. Esta es una de las maneras que tienes para hacer que el dinero trabaje para ti, incluso mientras duermes, estés de vacaciones o cenando con tus amigos; pero invertir es muy distinto que jugar a la ruleta o a cualquier otro juego de casino (donde interviene el azar), por lo que tienes que hacerlo con inteligencia. Para invertir de manera inteligente no basta contar con la suerte o la intuición; también debes poseer una expectativa razonable de rentabilidad, la cual dependerá de la cantidad y calidad de la información que poseas sobre la inversión, y del juicio con el que la interpretes para extraer conclusiones, además del riesgo que estés dispuestos a asumir.
Aun con la incertidumbre y el riesgo que conlleva, la inversión inteligente te permitirá un mayor control de tu dinero y la independencia financiera que siempre has deseado, pero nunca olvides que al invertir estarás utilizando parte de tus ahorros y por lo tanto, estarás comprometiendo tu capacidad financiera.
Invierte siempre de manera inteligente y nunca arriesgues el dinero que necesitas para pagar obligaciones inmediatas o en el corto plazo.
Cuidado con esos pequeños gastos recurrentes y habituales, porque suelen ser las grandes vías por donde se nos escapa el dinero
En muchas ocasiones nos quejamos de que el dinero no nos alcanza para cubrir los gastos mensuales. Pareciera que nunca tuviéramos el suficiente dinero, porque mientras mayor sea la cantidad que ingresamos en nuestra cuenta bancaria, con más rapidez la gastamos.
A pesar de que el tema del dinero es sensible para la mayoría de nosotros, es muy probable que no tengamos conciencia de lo que gastamos o no sepamos a ciencia cierta lo que hacemos con nuestro dinero (simplemente nos percatamos de que ya no lo tenemos), y esos pequeños gastos recurrentes y habituales son las grandes vías por donde se nos escapa.
Compras innecesarias, gastos superfluos, algunos hábitos de consumo y ciertos convencionalismos sociales, descosen nuestros bolsillos permitiendo que el dinero se nos “cuele” por esos pequeños orificios, reduciendo significativamente nuestra capacidad de ahorro.
Si sacas punta a tu lápiz y juegas un poco con los números, calcula lo que gastas en cafés, cigarrillos, suma los pagos mensuales que haces cuando invitas a tus compañeros de estudios o de trabajo; calcula todo el dinero que gastas haciendo pequeñas compras de lo que te gusta y te atrae, aunque no lo necesites. No se trata de que te prives de las cosas que te agradan, sino de que adquieras conciencia de lo que estás haciendo con tu dinero y de la necesidad que tienes de preservar cierto margen de maniobra que te permita manejar imprevistos.
Si quieres prevenir que tu dinero se fugue a través de esos pequeños orificios, trata de adquirir la suficiente disciplina para evitar gastar en restaurantes de comida rápida, reduce los consumos de café y cigarrillos; diviértete con actividades recreativas al aire libre, como parques y paseos que no requieren grandes desembolsos de dinero. Si vas al cine, piensa en lo que gastas en palomitas y refrescos (esos gastos son bastante significativos). Trata de ir al trabajo caminando o en transporte público, e intenta disminuir el uso de tu vehículo particular para evitar pagos por consumo de combustible, aparcamiento e incluso una que otra multa a la que estarías expuesto.
Y si vas al automercado, hazlo después de comer; de esa manera podrás resistir la tentación de adquirir lo que no necesitas, o de comprar demasiada cantidad (recuerda que mientras más ganes, más vas a consumir). Por supuesto, evita comprar artículos por sus bonitos empaques, así como los artículos y revistas que se encuentran en las líneas de espera de las cajas (si están ahí, es porque realmente no se necesitan)
En resumidas cuentas, comienza hoy a identificar los pequeños huecos por donde se te está escapando el dinero; quizás te sorprendas cuando veas que sin darte cuenta estás perdiendo hasta el 30% de tu salario y que esa cantidad la podrás comenzar a utilizar de forma mucho más inteligente, para cancelar algunas deudas en la medida de tus posibilidades y hacer inversiones que rentabilicen tu dinero.
Si eres de las personas que esperan a que les sobre algo de dinero para comenzar a ahorrar, estarás perdiendo una oportunidad de oro para alcanzar tu libertad financiera
Si quieres ahorrar, haz un esfuerzo por no ser de esas personas que todavía piensan que el ahorro y las deudas no se la lleva bien con las deudas. Es cierto que la mayoría de la gente cree que lo que que llamamos “ahorro” es el dinero que “sobra”; y es un error pensar de esa manera porque el dinero nunca sobrará.
Considera que el ahorro es la parte de tu ingreso que no destinarás al consumo; si lo ves así, comprenderás que Don Ahorro y Doña Deuda puedan vivir juntos y felices para siempre; solamente necesitas estar consciente de lo verdaderamente importante para ti, tener ideales, voluntad y cierta disciplina en cuanto a la forma como manejas tu dinero. Dale otra visión al ahorro, empieza a ver el ahorro como una llave maestra.
Si aun no has comenzado a ahorrar, este es el momento de hacerlo. No tienes que tener esforzarte en investigar ni en descubrir esos conocimientos especializados.
Razones hay muchas, aquí solamente te indicamos algunas.
Razones para comenzar a ahorrar
- El ahorro te facilitará planificar tu futuro y alcanzar metas en la vid.
- Si decides comenzar a ahorrar, verás cómo reducirás la dependencia económica de tus familiares y amigos.
- A través del ahorro, tendrás una mayor capacidad de respuesta ante emergencias, contingencias u otros imprevistos.
- Si puedes hacer uso del ahorro, no tendrás necesidad de contraer ciertas deudas que pudieran ser difíciles de pagar.
- El ahorro es un apoyo al momento de planificar tus viajes, vacaciones o cualquier otra actividad lúdica que te agrade.
- Lograrás cierta holgura económica para contribuir a mejorar la calidad de vida de tu familia.
- Con seguridad te sentirás menos estresado o agobiado ante los problemas económicos del día a día.
- Mantener un colchón de maniobra gracias al ahorro, hte facilitará tomar mejores decisiones relacionadas con tu futuro, tus estudios o el trabajo.
- Encontrarás el camino para ir construyendo un perfil financiero que te será de mucha ayuda cuando quieras pedir un préstamo para adquirir tu vivienda o comprar un vehículo.
- Al ahorrar, irás consolidando una forma de pensar que te permitirá organizar tus ingresos, priorizar tus gastos y vivir sin grandes sobresaltos luego del retiro.
Como verás, ahorrar tiene ventajas que aunque casi todos reconocen, muchos no se decidan a hacerlo.
Recomendaciones para iniciar una rutina de ahorro
Si eres de esas personas a las que se les dificulta comenzar a ahorrar, te recomiendo que en el mismo instante en el que recibas tus ingresos mensuales o quincenales, apartes una pequeña porción para el ahorro y poténcialo tratando de gastar menos en chucherías, refrescos, café, salidas con amigos o comer fuera de la casa.
Si te animas a empezar a ahorrar, quizá este artículo sobre cómo evitar que tu dinero se fugue, sea de tu interés.
Convéncete de que no es difícil. Tan solo debes mantener tu compromiso de hacer crecer la cuantía del dinero ahorrado y a la final verás que se convierte en un saludable estilo de vida.
RECUERDA: nunca pienses que vas a ahorrar el dinero que te sobra, y no esperes a tener una mejor oportunidad para comenzar a ahorrar. El ahorro es una de las grandes herramientas que tenemos a la mano para construir el futuro que deseamos.
La inteligencia financiera incorpora múltiples dimensiones y trasciende el dominio de conceptos propios de las finanzas
Robert Kiyosaki dice: “La inteligencia financiera no se refiere tanto a cuanto dinero gane usted, sino cuanto dinero puede usted conservar, que tan duro trabaja ese dinero para usted y para cuantas generaciones lo ha conservado.” Obviamente, obtener independencia financiera mediante la construcción de un sistema de negocios (cuadrante D) o mediante la inversión (cuadrante I) requiere que dispongamos de cierto grado de inteligencia aplicada al mundo de las finanzas.
Pero la inteligencia financiera no solamente es imprescindible para quienes habitan en el lado derecho del cuadrante del flujo del dinero; también la necesitan quienes se encuentran en el lado izquierdo: aquellas personas que no estén a gusto en su papel de empleados (cuadrante E) o quienes de manera independiente y por su cuenta, trabajan largas horas para procurar el sustento económico (cuadrante A). Con ciertos conocimientos y con la suficiente disposición para romper los vínculos emocionales, esas personas podrán comenzar a diseñar el sistema de auto-generación del dinero y así traspasar el umbral de sus respectivos cuadrantes.
Obviamente, la inteligencia financiera no se limita sólo al dominio de conceptos propios de las finanzas, sino que además se asocia con el liderazgo, pensamiento estratégico, marketing personal, comunicación, negociación, gestión de conflictos, habilidades sociales y gestión del patrimonio emocional, entre otras.
Una buena forma de identificar hasta que punto posees inteligencia financiera, es chequeando los siguientes items:
- Tus ingresos son mayores que tus egresos (tienes capacidad de ahorro)
- Lograste encontrar nuevas formas de ingresos (en varios cuadrantes simultáneamente)
- Has identificado tus objetivos financieros y has diseñado tu hoja de ruta para alcanzarlos
- Sabes optimizar y obtener mayores rendimientos sobre el capital
- Sientes que estás en el camino correcto para lograr tu libertad financiera.
Las personas poseedoras de una inteligencia financiera significativa, siempre piensan en grande, e independientemente de las circunstancias que les rodeen, continuamente diseñan planes para potenciar sus activos y reducir sus pasivos, obteniendo de ese modo mayor rentabilidad y liquidez, al tiempo en que mejoran su calidad de vida.
Si deseas poseer una cultura financiera que sea tu aliada en el proyecto de vida que has diseñado, debes comenzar por comprender el funcionamiento del dinero, así como los aspectos psicólogicos que mueven a las personas a utilizarlo de una manera determinada.
Tus metas financieras deben ser el producto de tus convicciones, y siempre estarán ajustadas a tus principios, valores y prioridades
Una de las primeras dificultades al momento de ordenar las finanzas personales tiene que ver, precisamente, con el establecimiento de las metas financieras; es decir, el destino al cuál queremos llegar. No hay metas buenas ni metas malas; tampoco puedes pretender establecer tus metas financieras copiando las que se han impuesto otras personas, nada de eso; las metas financieras varían de acuerdo con tu actitud, tus necesidades, tu patrimonio y tu situación financiera actual.
En primer lugar, antes de ponerte a trabajar en el establecimiento de tus metas, ten en cuenta que toda meta debe ser cuantificable (expresada en números o en porcentajes). Si crees que tu meta es: tener suficiente dinero ahorrado para poder pagar los imprevistos del hogar y el vehículo, realmente no estás diciendo nada ¿Qué es para ti “suficiente”? ¿cómo sabes si te estás acercando a la meta que estableciste si no puedes visualizar su evolución? Deberías decir, mas bien: ahorrar el 15% de mis ingresos a partir del mes de Enero 2016. Como ves, no sólo debes concentrarte en el deseo, sino que también cuantificar lo que deseas.
Un segundo aspecto que debes tener en cuenta, es que las metas son la expresión de un equilibrio entre ambición y realismo. No es útil establecer una meta poco ambiciosa o de muy fácil cumplimiento (por ejemplo, reducir en un café el gasto semanal, sabiendo que eso es lo que cuesta una humilde desayuno de churros con chocolate) de igual modo, tampoco es de utilidad establecer metas poco realistas o difícilmente alcanzables (por ejemplo, reducir en un 80% la factura mensual de servicios a partir del próximo mes). En el primer caso, si la meta es de muy fácil cumplimiento, no habría razón para cambiar los hábitos financieros que contribuyan a alcanzar tus objetivos a mediano y largo plazo. En el caso opuesto, si estableces metas muy duras o difícilmente realizables, te sentirás frustrado por no alcanzarlas y a la final, desestimarás la posibilidad de establecer nuevas pautas que pongan orden en tus finanzas. Quizás ya te hayas dado cuenta que las metas deben implicar algún esfuerzo adicional; dicho de otro modo, te deben obligar a mantener cierta disciplina y rigurosidad en tu actuación diaria; por eso debes evitar que sean otros quienes te impongan las metas a cumplir. Ten siempre presente que las metas financieras deben ser el producto de tu convicción y, consecuentemente, ajustadas a tus principios, valores y prioridades.
Un tercer elemento a considerar cuando vayas a establecer tus metas financieras, es que éstas no pueden ser contradictorias; todas conforman parte de un engranaje que te permitirá alcanzar el estado de bienestar que deseas. Si una meta financiera la estableces así: ahorrar el 30% del salario mensual, y otra la defines en términos de: destinar el 80 % del salario para reducir el saldo deudor de la tarjeta de crédito, ¿cuál vas a cumplir?. Obviamente las dos se contradicen y por lo menos una de ellas, es irrealizable.
Por último, formula tus metas a corto, mediano y largo plazo. No las metas a todas en el mismo saco. Para un objetivo financiero de orden mayor, como pudiera ser el caso de: asegurar la libertad financiera después del retiro, puedes establecer una meta a corto plazo, por ejemplo: Contratar un plan de pensiones antes de que finalice el 1º semestre del año 2016. También puedes establecer una meta a mediano plazo que contribuirá a lograr ese mismo objetivo: por ejemplo: Adquirir dentro de los próximos tres años, una vivienda en primera línea de playa para estinarla a alquiler; y por último: una meta a largo plazo pudiera ser: Alcanzar la edad de jubilación sin compromisos hipotecarios y manteniendo la propiedad de las dos viviendas.
Como ves, el establecimiento de metas es un proceso dinámico que demanda constante revisión y ajuste, pero mientras más rápido y a más temprana edad comiences a establecer tus metas a largo plazo, mucho mejor; por ejemplo: ¿te imaginas que comiences a planificar hoy la forma de obtener ingresos después de tu retiro, si piensas que eso ocurrirá el próximo año? No tendría mucho sentido ¿verdad?
Si eres un inversionista, necesitas dominar el arte de la diversificación
Del mismo modo como en el mundo de los bienes raíces se dice que la clave de una buena compra está en la ubicación del inmueble, en el mundo de las inversiones también se considera que el sitio (o sitios) donde estén ubicadas las acciones es la clave para prevenir sustos ante los vaivenes del mercado. Si eres un inversionista, es muy saludable es que domines el arte de la diversificación, porque si combinas una cartera de inversión bien diversificada con un horizonte a tres o cinco años, estarás en capacidad de resistir la mayoría de las tormentas financieras
Como nunca podemos asegurar lo que ocurrirá en el mercado, independientemente de su condición o características actuales, la diversificación es y continuará siendo el grito de guerra para planificadores, gestores de fondos e inversionistas. Antes de que decidas invertir tu dinero, conviene que dediques tiempo en diseñar una cartera de inversión.Estos son algunos consejos relacionados con la diversificación:
- No concentres tu riqueza, extiéndela creando tu propio fondo de inversión en empresas que te inspiren confianza, ya sea por la solidez que demuestran o simplemente porque te sientes cómodo cuando las utilizas en tu día a día.
- Considera incluir fondos en el mercado de renta fija. A largo plazo, es saludable incorporar este tipo de acciones que, aunque poco rentables, te proporcionan cierta cobertura frente a la incertidumbre y la volatilidad del mercado
- Invierte en forma regular. No cometas el error de hacer una inversión y sentarte a esperar para conocer la evolución del precio de esas acciones. Tu “edificio” financiero debes construirlo día a día, colocando tus ladrillos constantemente.
- Aprende a vender. Generalmente la inversión se asocia con la compra de un determinado conjunto de acciones, esperando obtener una rentabilidad en un tiempo razonable; eso está bien, pero tu inversión no la puedes poner en modo automático. Es absolutamente necesario que te mantengas al día con tu inversión, conocer las fuerzas que operan en el mercado y las condiciones generales en un momento dado; debes saber lo que está sucediendo en aquellas empresas en las que invertiste, para que puedas identificar el momento propicio para salir de ese mercado, vendiendo todas o una parte de tus acciones.
Incluso en el peor de los tiempos, invertir debiera ser una experiencia divertida. Con cierto conocimiento, mucha disciplina y con un enfoque en la diversificación, la inversión que hagas se convertirá en un hábito muy gratificante.
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