Te proponemos 4 fórmulas para que puedas liberarte de tu hipoteca antes de tiempo
Es muy probable que la compra más grande e importante que hagamos en la vida sea la de nuestra vivienda. Al momento de firmar nuestra primera hipoteca nos emocionamos por haber alcanzado una meta; celebramos ese acontecimiento con toda la familia, sin pensar siquiera que estamos contrayendo una obligación financiera que deberemos honrar durante toda la vida, y pagando mucho más que su costo.
Al principio, no hay mejor sensación que tener las llaves de una vivienda propia. Con el paso del tiempo, esa sensación se desvanece y es reemplazada por el deseo de librarte de tus deudas lo cual no es nada descabellado, porque el simple hecho de reducir los gastos por concepto de intereses sobre la deuda ya es una forma de ahorrar.
Además te sentirás emocionalmente seguro, no le debes nada al Banco y ahora sí puedes decir que la vivienda es completamente tuya.
Esa seguridad es una de las mayores ventajas de pagar tu hipoteca antes de tiempo, aunque tengas que pagar ciertos gastos por cancelarla anticipadamente. No dejemos a un lado que también tienes una alternativa y es que podrías “abaratar” esa hipoteca.
Si tienes una hipoteca y estás de acuerdo con lo que estás leyendo, quizás sientas un impulso desenfrenado para liberarte de tu hipoteca cuánto antes, pero antes de hacerlo conviene que primero que te libres de las deudas con mayores intereses (por ejemplo las tarjetas de crédito o los préstamos al consumo), construyas un fondo de emergencia (mínimo para satisfacer los gastos de 3 meses de vida), y revises tu plan de jubilación. Y analizar para mejorar algunos gastos relacionados con el préstamo hipotecario como el seguro vinculado a la hipoteca.
Si decides liberarte de la hipoteca antes de tiempo, existen ciertas formas recomendadas:
- Hacer pagos cada dos semanas. Quizás ésta sea la forma más sencilla de acortar la vida de tu hipoteca. Si cada dos semanas pagas la mitad de la cuota mensual, puedes reducir tu compromiso hipotecario por aproximadamente cuatro años. Es importante que observes que el pago se hace cada dos semanas, por lo que si un año tiene 52 semanas, deberás hacer 26 pagos (equivalentes a 13 cuotas mensuales). Este sistema te permite adelantar el cronograma de pagos y además disminuir los gastos por intereses puesto que los dos últimos pagos (25 y 26) serán aplicados a reducir el préstamo principal.
- Aumentar los pagos mensuales. Tal vez sea el método más atractivo para quienes tienen cierta capacidad de ahorro. Si posees una holgura financiera que te permita pagar un extra por encima de la obligación contractual que adquiriste al comprar tu vivienda, no sólo pagarás menos intereses, sino que también reducirás el tiempo de vida de la hipoteca. Es cuestión de sacarle punta al lápiz y echar cuentas.
- Hacer pagos anuales. Muy posiblemente, al finalizar cada año disfrutas de una buena situación económica porque recibes bonos, pagos por utilidades, compensaciones, salarios adicionales u otros ingresos extraordinarios; pues bien, con algo de disciplina financiera podrás destinar parte de ese excedente a amortizar el préstamo hipotecario. Al igual que en los casos anteriores, no solamente terminarás antes de pagar la hipoteca y podrás librarte de esa carga financiera, sino que además reducirás los gastos por intereses, lo que en resumidas cuentas es un ahorro. Otras personas prefieren apartar una porción del excedente mensual para destinarlo posteriormente a amortizar el préstamo mediante un pago anual; de esa forma se aseguran la flexibilidad en medio de la disciplina financiera y mantienen un fondo para cubrir imprevistos o cualquier emergencia que surja a lo largo del período.
- Refinanciar la deuda hipotecaria y reinvertir. Si no te sientes atraído por alguna de las formas anteriores, todavía dispones de esta opción para reducir el tiempo de vida de tu hipoteca. Las actuales tasas de interés bajas son un incentivo para refinanciar la deuda, y si eres inteligente podrás permitirte además cancelar tu hipoteca antes de tiempo. Obviamente, tendrás que valorar el costo del refinanciamiento con tu Banco acreedor (porque refinanciar cuesta dinero) pero si el nuevo préstamo tiene condiciones ventajosas para ti, seguramente tendrás una mayor capacidad de ahorro, la cual a su vez podrás reinvertir y hacer pagos adelantados aplicados al préstamo principal.
En cualquier caso, el método que elijas para liberarte de la hipoteca antes de tiempo, solamente va a depender de lo que tenga sentido para ti. Debes elegir la opción con la que te sientas más cómodo según tu situación financiera y tus preferencias personales y familiares.
La mayoría de las personas gestionamos nuestros presupuestos recurriendo a la contabilidad mental. Es fácil imaginar el destino de nuestro salario o lo que vamos a hacer con ese dinero, incluso antes de que lo recibamos. En ese momento volvemos a darnos cuenta (una y otra vez), que cada céntimo de nuestro salario cuenta y que tenemos muy poca holgura para añadir cualquier otro gasto adicional.
¿Sabías que la diferencia entre una persona rica y otra pobre está en la forma como mezclan conocimiento, actitud y acción?
Si hablamos de dinero ¿habrá algo que sepan los ricos que la mayoría de nosotros desconocemos? Posiblemente en alguna ocasión te hayas preguntado cuál es la clave para mantener el control de tu dinero, maximizarlo y comenzar a pensar y vivir como lo hacen los ricos; pues bien, vamos a develar el misterio; comenzaré diciéndote que la diferencia entre una persona rica y otra pobre está en la forma como mezclan conocimiento, actitud y acción.
Si siempre has soñado con tener cuentas bancarias de varios dígitos, pero no te mueves porque no sabes qué hacer, o te da miedo empezar, nunca vas a lograrlo. Toma nota de estos 4 consejos que nos da la gente que ha logrado superar la barrera del millón de dólares y lo más importante, que ha sido feliz permaneciendo por encima de ella y haciendo que su riqueza sea disfrutada por sus hijos y nietos.
- Encuentra estrategias alternativas para proteger tu dinero: Una de las razones del éxito financiero que hoy disfrutan los ricos es que aprendieron a proteger sus activos, combinando productos financieros de altas rentabilidades al tiempo que evitaban el pago de onerosos impuestos (no estamos hablando de evasión fiscal, sino de incentivos fiscales ajustados a la ley). Piensa en seguros de vida y productos de renta vitalicia.
- Entiende la importancia de diversificar: No poner todos los huevos en la misma cesta, es una sabia recomendación que escuchamos decir a nuestras abuelas. Esta adagio popular también funciona para los ricos. Las personas ricas conocen la naturaleza cíclica de las inversiones y por eso no se concentran en un único sitio para crear riqueza, sino que diversifican sus inversiones con el propósito de asegurar un flujo de dinero constante entrando a sus arcas.
- Ahorra dinero de manera inteligente: La inteligencia financiera no se trata solamente de encontrar nuevas maneras de hacer crecer el dinero, sino también de preservarlo manteniendo a raya el estilo de vida personal. La ausencia de control en el gasto es una de las principales razones que explican por qué gente muy adinerada en un momento dado de su vida, han terminado perdiéndolo todo y en la pobreza más absoluta (como algunos deportistas de élite y otras personas en el mundo del espectáculo). Nunca te endeudes para mantener un estilo de vida que esté por encima de tus posibilidades. No derroches lo que tienes, y menos aun el dinero que no es tuyo.
- Diseña tu plan de acción y muévete: ¿Pensaste alguna vez en lo que quieres que el dinero haga para ti? Obtener dinero no es el objetivo final de tu vida; el dinero es simplemente un instrumento para alcanzar tus metas personales más significativas. Avanzar hacia esas metas es más una cuestión de acción que de pensamiento. No desperdicies tu vida imaginando un hermoso futuro con todas tus metas personales alcanzadas. Si quieres ser financieramente libre y sentirte protagonista del futuro que has soñado para ti y tu familia, levántate y camina hasta lograrlo; recuerda que el simple deseo no te conducirá a ninguna parte. Muévete; sal a buscar ese futuro; no esperes hasta mañana para comenzar a construir tu propio camino a la riqueza.
En resumen, reconoce que lo más importante que puedes hacer es invertir en tu propio futuro. Busca el conocimiento preciso, asume la actitud necesaria, ponte en acción, y aun en tiempos difíciles no dejes de sembrar las semillas financieras que más temprano que tarde irán floreciendo en lo más profundo de tu ser.
Tu historial financiero te permite mostrar que tan digno de confianza eres en asuntos de dinero ¡Cuídalo!
Todos tenemos un historial de nuestra vida financiera que muchas veces pasa inadvertido para cada uno de nosotros; y su calificación será mejor o peor dependiendo de los préstamos que hayamos obtenido, de nuestro comportamiento financiero y del historial de pagos que hayamos construido. Con base en esa información, los Bancos y otras entidades financieras evaluarán nuestro perfil y tomarán decisiones sobre los préstamos que solicitamos para adquirir nuestra vivienda o el vehículo; también lo tomarán en cuenta para ampliar los límites de crédito para el consumo.
Obviamente nos interesa tener una buena reputación crediticia, y para ello debemos evitar algunos errores que darán al traste con esa pretensión.
- Retrasar el pago de tus cuentas: Este es uno de los factores de mayor impacto al momento de valorar tu historial. Pagar tarde la hipoteca, las cuentas de la tarjeta de crédito o el préstamo del vehículo (por ejemplo) representan grandes errores que penalizan significativamente tu historial crediticio personal.
- Omitir pagos: Tu reputación financiera llegará a derrumbarse si dejas de pagar completamente los préstamos que te han otorgado, las tarjetas de crédito, o incluso las facturas de bienes y servicios (teléfono, Internet, electricidad, etc.) De más está advertir sobre lo catastrófico que sería para tu historial, el hecho de declararte en bancarrota o en suspensión de pagos, o en caso de verte sometido a un embargo de bienes o a una ejecución hipotecaria.
- Hacer gastos excesivos con tu tarjeta de crédito: La mayoría de las personas cree que si no exceden el límite de la tarjeta de crédito o pagan religiosamente el saldo mensual (así sea el mínimo) ya tienen asegurado el cielo en el universo financiero. No siempre es así. Las políticas crediticias y de análisis de riesgo pueden variar, pero para efectos de tu historial y reputación, los expertos aseguran que lo más conveniente es evitar que el saldo deudor de la tarjeta sea superior al 30% de tu límite de crédito.
- Evitar endeudarte: Aunque parezca una contradicción, ésta es una de las vías para dañar tu historial crediticio. Si nunca has pedido un préstamo ¿cómo saber si eres responsable y digno de confianza? No es igual que una persona de 21 años solicite un préstamo por primera vez, a que lo haga otra persona de 35 o 40 años. Si durante el transcurso de tu vida has evitado endeudarte y siempre has tenido aversión a los Bancos, cuando necesites solicitar un préstamo no tendrás grandes cosas que mostrar. Recuerda que mientras mayor sea la edad de tu historial crediticio, mejor podrás demostrar tu perfil financiero.
- No utilizar las Tarjetas de Crédito: Si eres de las personas que rompe las tarjetas de crédito apenas las recibe, o las escondes para no utilizarlas, o te conformas simplemente con usarlas de vez en cuando para mantenerlas activas, créeme que no le estás haciendo favor alguno a tu reputación financiera; de ese modo será muy difícil que el Banco aumente tu límite de crédito, o peor aun, es probable que no te renueven tu tarjeta a la fecha de vencimiento; en consecuencia, tu historial financiero no será de los más brillantes, pudiendo incluso llegar a perder puntos.
Evita arruinar tu historial financiero; es la única manera de mostrarle al mundo que tan digno de confianza eres en asuntos de dinero; y si tienes problemas para llegar a fin de mes, no tires por la borda lo que te costó años construir, da la cara y habla con tus acreedores; quizás te cueste algunos puntos de crédito, pero a la larga verás recompensada tu sinceridad y responsabilidad.
Deshazte rápidamente de algunos hábitos financieros que te pueden estar perjudicando, y comienza a proteger tu patrimonio
Para nadie es un secreto que las compras compulsivas y la obsesión por adquirir los últimos modelos de caprichos tecnológicos, son vías rápidas para conducirnos al colapso financiero, pero hay otros hábitos que aparentan ser inocuos y que pueden causar grandes daños en nuestra economía personal, incluso algunos estragos financieros con el paso del tiempo. Tres hábitos aparentemente inocentes pero potencialmente dañinos son:
- Hacer muchas compras pequeñas: El sentido común nos dice que nadie va a dejar de tomar un café o comprar un pequeño dulce a media tarde, pensando que esa decisión le pudiera estar conduciendo a la quiebra; pero posiblemente no nos hayamos dado cuenta del tremendo impacto económico de esos inocentes caprichos cuando son recurrentes y se convierten en hábito; si no estás convencido, basta con sumar todos los gastos “pequeños” que hiciste durante un mes, para que te des cuenta de ello. El café de la mañana, el postre de la tarde, la botella de agua mineral, la prensa diaria con la actualidad deportiva, el paquete de caramelos o la chocolatina que compras en el mismo kiosko de prensa, la revista semanal que adquieres para enterarte de la vida sentimental de los famosos, las chucherías que llevas a tu casa, y tantos otros ejemplos por el estilo, deben invitarte a prevenir estos hábitos de consumo recurrente.
- Ser excesivamente generoso: La generosidad es un rasgo de la personalidad que te mueve a ofrecer y compartir tus bienes con otras personas. Está bien ser generoso, más aun con quienes realmente necesitan de tu comprensión y ayuda, pero debes tener cuidado porque tu generosidad puede estar afectando tu bolsillo de manera sorprendente. Calcula el importe total de las propinas que dejas en la peluquería, en los restaurantes, en los taxis; suma las donaciones que regularmente das a tu iglesia, o las veces que te piden una contribución para ciertas organizaciones benéficas. Completa el cálculo con las monedas que ofreces a los músicos callejeros, o a las personas sin recursos que te piden limosna en la calle o en el metro, y puedes continuar añadiendo lo que gastas en patrocinar obras sociales o proteger ciertas especies animales en peligro de extinción; incluye también el dinero que diste “prestado” a personas conocidas y compañeros de trabajo cuando te pidieron ayuda para solucionar una necesidad. Todos esos pequeños gastos (y otros tantos) afectan tu economía. No te pedimos que dejes de ser generoso; solamente te advertimos e invitamos a que calcules el impacto económico de tu generosidad y benevolencia.
- Utilizar la tarjeta de crédito para todo: Es cierto que una tarjeta de crédito evita la necesidad de que dispongas de dinero efectivo en tu cartera o en los bolsillos con las ventajas que eso conlleva, sin contar con otros tantos beneficios asociados con su uso; pero es muy peligroso que adquieras el hábito de pagar todas tus compras con tarjeta de crédito, ya que al hacerlo puedes perder de vista el impacto económico y emocional, y eso te conducirá a gastar más de lo que necesitas o a comprar más de lo que que deberías. Ten en cuenta que muchos establecimientos condicionan la aceptación de la tarjeta de crédito a un importe mínimo de compra, con lo que sientes la necesidad de comprar incluso por encima de tus posibilidades. No olvides que cada vez que utilizas tu tarjeta de crédito, estás adquiriendo una deuda.
Si de verdad te interesa comenzar a tomar buenas decisiones financieras, cuídate de estos tres hábitos y evita fabricar excusas que te amarren a ellos; de ese modo solamente te estarías engañando a ti mismo y no estarías actuando de forma inteligente para proteger tu patrimonio ni el de tu familia.
Hablando de ruina, haz clic aquí para leer: 5 maneras de arruinar tu historial de crédito.
En muchas ocasiones hemos escuchado expresiones tan alentadoras como:
- A partir de mañana comenzaré a ahorrar más.
- Estoy convencido de que no debo gastar tanto.
- Voy a comenzar a ahorrar para la jubilación.
- Voy a pagar todas las deudas de las tarjetas de crédito
Y así muchas otras por el estilo, que representan un buen comienzo para poner orden en los asuntos financieros.
Las personas suelen prometerse cosas para sí mismas, aunque en ocasiones surge algo que obliga a que los objetivos financieros sean relegados a un segundo plano.
Si te interesa saber más sobre este tema, seguro disfrutarás leyendo sobre qué es procrastinar y cómo evitarlo.
Así como hay un amplio grupo de personas que tienen sanas intenciones de enderezar su economía y marcan sus objetivos financieros, hay otras que ni siquiera hablan de estos temas, y mucho menos intentan acciones mínimas para disfrutar de una mejor capacidad financiera.
Hay personas que creen que el mundo de las finanzas no es para ellos
Estas personas no son conscientes de la necesidad de establecer metas, creen que el mundo de las finanzas no es para ellos o, peor aun, tienen flojera mental para pensar en tales asuntos aun cuando su salud financiera sea crítica. Estas personas son auténticos “holgazanes financieros”.
Características de un holgazán financiero
Saber si eres o no un holgazán financiero depende de ciertas señales. Por su forma de pensar y su actitud ante el dinero y las finanzas, los holgazanes financieros poseen ciertas cualidades que les impide alcanzar niveles superiores de bienestar y holgura económica. Te invito a que revises tu actitud financiera en busca de alguna de estas señales:
- No tienes sentido de urgencia. Si sientes que no hay razón para preocuparse ahora por los temas financieros, o si tu frase favorita es “algún día” (algún día pensaré en la jubilación; algún día tendré mas dinero; algún día podré comenzar a ahorrar; algún día tendré mi casa propia; algún día viviremos sin deudas), quizás seas un holgazán financiero. Nunca pienses que este no es el momento adecuado para pensar en el dinero, en el ahorro, en los préstamos, en la jubilación, en las inversiones. Todos los días debes pensar en términos financieros, porque si no lo haces, tu vida y la de tu familia estarán cada vez más expuestos.
- Crees que las cosas están bien como están y así deben seguir. Algunos holgazanes financieros no tienen un poderoso deseo de mejorar su situación financiera, haciendo que permanezcan felices y estáticos en su zona de comodidad. Recordemos que siempre hay oportunidades de mejora; siempre hay espacios para disfrutar de mayor bienestar, pero los holgazanes financieros no encuentran el aliciente para dar el primer paso; piensan que lo que tienen es suficientemente bueno para ellos y prefieren dejar las cosas tal como están.
- Sientes que no avanzas por querer buscar la perfección. Muchas personas que desean acercarse a la perfección, terminan paralizadas y convertidas en holgazanes financieros. Esas personas, muy exigentes y demasiado duras con ellas mismas, se dedican a dar vueltas a las mismas ideas una y otra vez; son felices pensando y analizando, pero no actúan, y cuando por fin logran completar el rompecabezas mental sobre sus metas financieras, posiblemente no sepan asignar prioridades, se encuentren sin ideas para dar el primer paso, o se muestran incapaces de aceptar los errores y tolerar los fracasos. Recuerda que el miedo paraliza y el resultado final de pensar en exceso es la inacción.
Educación financiera, autoestima y actitud ante la incertidumbre, te ayudan a rectificar el camino hacia una salud financiera
¿Sabes que los sentimientos influyen en la gestión de tu dinero? No te pierdas este artículo.
Una mínima educación financiera, autoestima y buena actitud ante la incertidumbre te pueden prevenir de ser un holgazán financiero. Actúa siempre con sentido de urgencia (comienza hoy); mejora todo lo que puedas mejorar (nunca te conformes) y no dediques tanto tiempo a buscar la perfección, porque a fin de cuentas ¿quién es perfecto en este mundo?
Para invertir de manera inteligente no basta contar con la suerte o la intuición; también debes poseer una expectativa razonable de rentabilidad.
Una de las grandes diferencias entre ahorrar e invertir es que al invertir estás comprometiendo parte de tus ahorros con la esperanza (que no es certeza) de ganar algo más de dinero, lo cual está muy bien, pero cada vez que inviertes estarás aceptando un riesgo, algo que no ocurre con el ahorro.
Al invertir arriesgas parte de tu dinero para obtener más dinero. Esta es una de las maneras que tienes para hacer que el dinero trabaje para ti, incluso mientras duermes, estés de vacaciones o cenando con tus amigos; pero invertir es muy distinto que jugar a la ruleta o a cualquier otro juego de casino (donde interviene el azar), por lo que tienes que hacerlo con inteligencia. Para invertir de manera inteligente no basta contar con la suerte o la intuición; también debes poseer una expectativa razonable de rentabilidad, la cual dependerá de la cantidad y calidad de la información que poseas sobre la inversión, y del juicio con el que la interpretes para extraer conclusiones, además del riesgo que estés dispuestos a asumir.
Aun con la incertidumbre y el riesgo que conlleva, la inversión inteligente te permitirá un mayor control de tu dinero y la independencia financiera que siempre has deseado, pero nunca olvides que al invertir estarás utilizando parte de tus ahorros y por lo tanto, estarás comprometiendo tu capacidad financiera.
Invierte siempre de manera inteligente y nunca arriesgues el dinero que necesitas para pagar obligaciones inmediatas o en el corto plazo.
Cuidado con esos pequeños gastos recurrentes y habituales, porque suelen ser las grandes vías por donde se nos escapa el dinero
En muchas ocasiones nos quejamos de que el dinero no nos alcanza para cubrir los gastos mensuales. Pareciera que nunca tuviéramos el suficiente dinero, porque mientras mayor sea la cantidad que ingresamos en nuestra cuenta bancaria, con más rapidez la gastamos.
A pesar de que el tema del dinero es sensible para la mayoría de nosotros, es muy probable que no tengamos conciencia de lo que gastamos o no sepamos a ciencia cierta lo que hacemos con nuestro dinero (simplemente nos percatamos de que ya no lo tenemos), y esos pequeños gastos recurrentes y habituales son las grandes vías por donde se nos escapa.
Compras innecesarias, gastos superfluos, algunos hábitos de consumo y ciertos convencionalismos sociales, descosen nuestros bolsillos permitiendo que el dinero se nos “cuele” por esos pequeños orificios, reduciendo significativamente nuestra capacidad de ahorro.
Si sacas punta a tu lápiz y juegas un poco con los números, calcula lo que gastas en cafés, cigarrillos, suma los pagos mensuales que haces cuando invitas a tus compañeros de estudios o de trabajo; calcula todo el dinero que gastas haciendo pequeñas compras de lo que te gusta y te atrae, aunque no lo necesites. No se trata de que te prives de las cosas que te agradan, sino de que adquieras conciencia de lo que estás haciendo con tu dinero y de la necesidad que tienes de preservar cierto margen de maniobra que te permita manejar imprevistos.
Si quieres prevenir que tu dinero se fugue a través de esos pequeños orificios, trata de adquirir la suficiente disciplina para evitar gastar en restaurantes de comida rápida, reduce los consumos de café y cigarrillos; diviértete con actividades recreativas al aire libre, como parques y paseos que no requieren grandes desembolsos de dinero. Si vas al cine, piensa en lo que gastas en palomitas y refrescos (esos gastos son bastante significativos). Trata de ir al trabajo caminando o en transporte público, e intenta disminuir el uso de tu vehículo particular para evitar pagos por consumo de combustible, aparcamiento e incluso una que otra multa a la que estarías expuesto.
Y si vas al automercado, hazlo después de comer; de esa manera podrás resistir la tentación de adquirir lo que no necesitas, o de comprar demasiada cantidad (recuerda que mientras más ganes, más vas a consumir). Por supuesto, evita comprar artículos por sus bonitos empaques, así como los artículos y revistas que se encuentran en las líneas de espera de las cajas (si están ahí, es porque realmente no se necesitan)
En resumidas cuentas, comienza hoy a identificar los pequeños huecos por donde se te está escapando el dinero; quizás te sorprendas cuando veas que sin darte cuenta estás perdiendo hasta el 30% de tu salario y que esa cantidad la podrás comenzar a utilizar de forma mucho más inteligente, para cancelar algunas deudas en la medida de tus posibilidades y hacer inversiones que rentabilicen tu dinero.
Si eres de las personas que esperan a que les sobre algo de dinero para comenzar a ahorrar, estarás perdiendo una oportunidad de oro para alcanzar tu libertad financiera
Si quieres ahorrar, haz un esfuerzo por no ser de esas personas que todavía piensan que el ahorro y las deudas no se la lleva bien con las deudas. Es cierto que la mayoría de la gente cree que lo que que llamamos “ahorro” es el dinero que “sobra”; y es un error pensar de esa manera porque el dinero nunca sobrará.
Considera que el ahorro es la parte de tu ingreso que no destinarás al consumo; si lo ves así, comprenderás que Don Ahorro y Doña Deuda puedan vivir juntos y felices para siempre; solamente necesitas estar consciente de lo verdaderamente importante para ti, tener ideales, voluntad y cierta disciplina en cuanto a la forma como manejas tu dinero. Dale otra visión al ahorro, empieza a ver el ahorro como una llave maestra.
Si aun no has comenzado a ahorrar, este es el momento de hacerlo. No tienes que tener esforzarte en investigar ni en descubrir esos conocimientos especializados.
Razones hay muchas, aquí solamente te indicamos algunas.
Razones para comenzar a ahorrar
- El ahorro te facilitará planificar tu futuro y alcanzar metas en la vid.
- Si decides comenzar a ahorrar, verás cómo reducirás la dependencia económica de tus familiares y amigos.
- A través del ahorro, tendrás una mayor capacidad de respuesta ante emergencias, contingencias u otros imprevistos.
- Si puedes hacer uso del ahorro, no tendrás necesidad de contraer ciertas deudas que pudieran ser difíciles de pagar.
- El ahorro es un apoyo al momento de planificar tus viajes, vacaciones o cualquier otra actividad lúdica que te agrade.
- Lograrás cierta holgura económica para contribuir a mejorar la calidad de vida de tu familia.
- Con seguridad te sentirás menos estresado o agobiado ante los problemas económicos del día a día.
- Mantener un colchón de maniobra gracias al ahorro, hte facilitará tomar mejores decisiones relacionadas con tu futuro, tus estudios o el trabajo.
- Encontrarás el camino para ir construyendo un perfil financiero que te será de mucha ayuda cuando quieras pedir un préstamo para adquirir tu vivienda o comprar un vehículo.
- Al ahorrar, irás consolidando una forma de pensar que te permitirá organizar tus ingresos, priorizar tus gastos y vivir sin grandes sobresaltos luego del retiro.
Como verás, ahorrar tiene ventajas que aunque casi todos reconocen, muchos no se decidan a hacerlo.
Recomendaciones para iniciar una rutina de ahorro
Si eres de esas personas a las que se les dificulta comenzar a ahorrar, te recomiendo que en el mismo instante en el que recibas tus ingresos mensuales o quincenales, apartes una pequeña porción para el ahorro y poténcialo tratando de gastar menos en chucherías, refrescos, café, salidas con amigos o comer fuera de la casa.
Si te animas a empezar a ahorrar, quizá este artículo sobre cómo evitar que tu dinero se fugue, sea de tu interés.
Convéncete de que no es difícil. Tan solo debes mantener tu compromiso de hacer crecer la cuantía del dinero ahorrado y a la final verás que se convierte en un saludable estilo de vida.
RECUERDA: nunca pienses que vas a ahorrar el dinero que te sobra, y no esperes a tener una mejor oportunidad para comenzar a ahorrar. El ahorro es una de las grandes herramientas que tenemos a la mano para construir el futuro que deseamos.
La diferencia entre el éxito y el fracaso financiero de cualquier persona está en su actitud
Toda persona aspira tener una buena situación financiera, pero aunque las reglas del juego son iguales para todos, solo unos cuantos son capaces de lograrla. La mayoría de las personas, al cumplir los 65 años de edad, viven del gobierno o de sus familiares, e incluso, algunos deben seguir trabajando para satisfacer sus propias necesidades o ayudar económicamente a sus hijos.
No se trata de suerte ni de capitales heredados; la buena situación financiera de una persona tampoco depende de haber acumulado muchos títulos universitarios o de haber escalado múltiples posiciones en una gran empresa, ganando buen salario y obteniendo buenas retribuciones. La diferencia entre el éxito y el fracaso financiero está en la actitud. Es tu actitud la que determina tu éxito financiero.
La razón fundamental por la que solo un pequeño porcentaje de la población mundial logra su independencia financiera (entre el 5% y el 10%) es porque la mayoría de las personas no poseen la actitud necesaria para poner en orden sus finanzas, establecer metas financieras, planificar el presupuesto, e incluso proteger su patrimonio actual.
De nada sirve que sepas ganar dinero, si no sabes que hacer con él más allá de gastarlo o de guardarlo debajo del colchón para afrontar imprevistos en el hogar. Es cierto que la educación formal no ha reconocido la importancia de educar financieramente a la gente, pero un cambio de actitud que te impulse a establecer tus metas y ordenar tus finanzas personales, es el primer paso para imprimir un cambio en tu vida y alcanzar el bienestar que tanto deseas.
Ese cambio de actitud debe comenzar con reconocer la forma como percibes el dinero, los ahorros y las inversiones, pregúntate qué es el dinero para ti ¿es lo más importante en tu vida, es una necesidad, o simplemente un vehículo para alcanzar tus sueños? Una vez que tengas una respuesta a esta pregunta, valora cuáles son tus metas, tus prioridades y el riesgo que estás dispuesto a asumir y que tan importante es para ti proteger tu patrimonio.
Y llegado a este punto, con todas esas respuestas en la mano, te preguntarás ¿y ahora que hago para cambiar de actitud? ¿por donde empiezo? No te voy a sugerir que vayas a una librería a comprar libros sobre el poder de la actitud en el mundo de las finanzas; a cambio te pediré algo más fácil y sin costo: piensa en las cinco personas que tienen mayor influencia en ti, en tu forma de pensar y en tus decisiones; si nos las tienes, encuéntralas, pero tienen que ser expertas en el mundo de los negocios y de las finanzas. Ellos van a ser tu grupo de referencia. Aprende de sus experiencias, adopta sus consejos, concéntrate en sus ideas, estúdialas, visualízate en su rol de personas libres e influyentes y comienza a pensar como ellos.
Te aseguro que esa es la mejor manera de comenzar a cambiar tu actitud ante la vida, ante los negocios, ante el dinero y ante las finanzas; pero debes hacerlo ya; no tienes que esperar nada. Tu actitud debes comenzarla a cambiarla en este mismo momento, sin más dilación.
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